JUAN PLASENCIA LEÓN *
Hay quienes se quejan de que TACISA ha salido en exceso en los periódicos. Pero en todas las grandes empresas industriales españolas donde se han querido hacer grandes reducciones de empleo han salido hasta en los telediarios. Porque el conocimiento de lo que pasa es esencial para que una empresa no actué arbitrariamente con algo tan sagrado como es el empleo de cientos de padres de familia.
Esa queja la ha expresado un señor (lo siento, me cuesta llamarlo compañero) que ha dedicado su tiempo a insultarme en los periódicos. Como si uno no tuviera bastante castigo con ser noticia porque lo despiden, lo discriminan y porque el sector industrial en el que trabaja corre un peligro cierto.
Esa es la lamentable noticia: pérdida de empleo masivo y puesta en peligro de un subsector industrial como el tabaquero, que tiene una tradición centenaria en Canarias. Y, sin embargo, hoy día sobrevive más por ser un mercado específico y apoyado por el régimen económico especial de Canarias que por sus indudables posibilidades propias, que las tiene. Cosas de la globalización.
Frente a la alegría con la que se quieren destruir puestos de trabajo sólo cabe, en mi opinión, actuar con mucha firmeza. Eso sí, desde el realismo y la capacidad negociadora. Con modestia, pero desde la convicción más firme, sostengo y afirmo que, frente a la decisión de J.T.I. de cerrar la fábrica con la consecuencia de despedir a 164 empleados directos y a otros 104 habituales mensuales, la actitud del Comité de TACISA ha sido la que impone el sentido común: actuar codo con codo con los trabajadores y todos los sindicatos representados en el comité en la defensa del empleo con realismo, responsabilidad y capacidad negociadora.
Quienes no nos van a confundir (por más que el señor a que me refería me llame "mesías") son los que defienden que para actuar con realismo y responsabilidad hay que sostener que las reglas del mercado no tienen sus correcciones. Para esos defensores a ultranza del mercado puro y duro, los representantes de los trabajadores deberíamos limitarnos a ser meros espectadores de lo que sucede; a contar los empleos que se destruyen y, en el mejor de los casos, a ponerles precio.
Esa queja la ha expresado un señor (lo siento, me cuesta llamarlo compañero) que ha dedicado su tiempo a insultarme en los periódicos. Como si uno no tuviera bastante castigo con ser noticia porque lo despiden, lo discriminan y porque el sector industrial en el que trabaja corre un peligro cierto.
Esa es la lamentable noticia: pérdida de empleo masivo y puesta en peligro de un subsector industrial como el tabaquero, que tiene una tradición centenaria en Canarias. Y, sin embargo, hoy día sobrevive más por ser un mercado específico y apoyado por el régimen económico especial de Canarias que por sus indudables posibilidades propias, que las tiene. Cosas de la globalización.
Frente a la alegría con la que se quieren destruir puestos de trabajo sólo cabe, en mi opinión, actuar con mucha firmeza. Eso sí, desde el realismo y la capacidad negociadora. Con modestia, pero desde la convicción más firme, sostengo y afirmo que, frente a la decisión de J.T.I. de cerrar la fábrica con la consecuencia de despedir a 164 empleados directos y a otros 104 habituales mensuales, la actitud del Comité de TACISA ha sido la que impone el sentido común: actuar codo con codo con los trabajadores y todos los sindicatos representados en el comité en la defensa del empleo con realismo, responsabilidad y capacidad negociadora.
Quienes no nos van a confundir (por más que el señor a que me refería me llame "mesías") son los que defienden que para actuar con realismo y responsabilidad hay que sostener que las reglas del mercado no tienen sus correcciones. Para esos defensores a ultranza del mercado puro y duro, los representantes de los trabajadores deberíamos limitarnos a ser meros espectadores de lo que sucede; a contar los empleos que se destruyen y, en el mejor de los casos, a ponerles precio.
Frente a esa versión de "realismo económico", preferimos otras: así, por ejemplo, la multinacional Volkswagen ha confirmado que el Audi Q3 se va a fabricar en Barcelona. Esto va a significar miles de empleos para más de cinco años. Es el resultado de la negociación y la lucha sostenida por los trabajadores, la implicación de las Administraciones central y autonómica, y, por último, la sensibilidad de la empresa para llegar a un acuerdo razonable y sostenible.
Ese es, a mi juicio, el camino: hablar de producción y de empleo a futuro. Con más motivo en estos momentos en que JTI ha presentado un proyecto de fusión de sus tres empresas. No podemos dejar de llamar a la responsabilidad a todos los actores implicados: Gobierno, sector industrial y especialmente J.T.I.. Debemos, entre todos, propiciar una solución al conflicto que evite la salida equivocada en la encrucijada en la que nos encontramos.
El plan que J.T.I. nos proponía conducía de antemano al cierre de TACISA, era insostenible a corto y medio plazo y no disponía de un nivel de empleo mínimo asegurado. Estaba abocada a ello si no se resuelven previamente los problemas de pérdida de producción de las marcas propias canarias, si se deja en precario el cigarro puro y si se quiere ajustar el número de empleos para sacar adelante sólo la producción consumida en el mercado canario, renunciando a las posibilidades de exportación al exterior.
Con esa actitud JTI nos abocaba al conflicto. Y nos situaba a los trabajadores ante dos caminos posibles:
El plan que J.T.I. nos proponía conducía de antemano al cierre de TACISA, era insostenible a corto y medio plazo y no disponía de un nivel de empleo mínimo asegurado. Estaba abocada a ello si no se resuelven previamente los problemas de pérdida de producción de las marcas propias canarias, si se deja en precario el cigarro puro y si se quiere ajustar el número de empleos para sacar adelante sólo la producción consumida en el mercado canario, renunciando a las posibilidades de exportación al exterior.
Con esa actitud JTI nos abocaba al conflicto. Y nos situaba a los trabajadores ante dos caminos posibles:
a.- Un acuerdo que dé una salida razonable y que justifique, con un nivel de empleo adecuado, el marco específico canario de que goza la industria del tabaco es el camino para que la mesa del tabaco que se acaba de constituir alcance otros acuerdos complementarios que fortalezcan y amplíen dicho marco, incluidas medidas para el puro canario;
b.- Una salida traumática y sin acuerdo.
Esta segunda opción indeseable significaría, en opinión de mucha gente, el certificado la defunción del marco específico canario para el tabaco. No habría la compensación social que lo justifique. Y si esa baja fiscalidad desaparece, los nuevos ingresos tributarios que obtenga la Administración habrá que dedicarlos a la reconversión industrial hacia sectores más sostenibles. No tendría ningún sentido que se mantuviera la producción y el beneficio de las marcas a costa de la "caja fiscal" y los empleos de todos los canarios. Eso lo sabe hasta el más simple. Sólo los que olvidan la dimensión social de las empresas y se centran en su exclusivo y particular beneficio acaban situándose fuera de la realidad. Y también del mercado.
Esta segunda opción indeseable significaría, en opinión de mucha gente, el certificado la defunción del marco específico canario para el tabaco. No habría la compensación social que lo justifique. Y si esa baja fiscalidad desaparece, los nuevos ingresos tributarios que obtenga la Administración habrá que dedicarlos a la reconversión industrial hacia sectores más sostenibles. No tendría ningún sentido que se mantuviera la producción y el beneficio de las marcas a costa de la "caja fiscal" y los empleos de todos los canarios. Eso lo sabe hasta el más simple. Sólo los que olvidan la dimensión social de las empresas y se centran en su exclusivo y particular beneficio acaban situándose fuera de la realidad. Y también del mercado.
* Presidente del Comité de Empresa de TACISA-JTI



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